Crecimiento económico: ¿realidad o música?
Manuel Bengolea Gerente general Octogone Chile
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Manuel Bengolea
El tema del crecimiento económico se está tomando la agenda, pero no porque el gobierno haya decidido poner el tema en el centro del debate de políticas públicas, sino más bien porque en periodo eleccionario quiere transmitir el mensaje de que la desaceleración venía del gobierno anterior y que ellos dejan una economía en “franca recuperación”. Habría que dilucidar si efectivamente hay una franca recuperación y si la desaceleración se debió sólo a causas externas.
La desaceleración tiene causas externas, pues el menor crecimiento de China tuvo un impacto importante en el precio del cobre, nuestro principal producto de exportación. Sin embargo, los otros socios comerciales relevantes crecieron sanamente, y adjudicar al comercio internacional la caída de cuatro años seguidos en la inversión chilena, es ignorancia o mala intención. El Banco Central usó los “shocks autónomos” para explicar la parte de la caída que no se explicaba por efectos externos sino que por los internos. Esos shocks autónomos no son otra cosa que el frenesí refundacional del gobierno unido a una desprolijidad abyecta en la implementación de sus reformas.
La franca recuperación es un término demasiado ambicioso para lo menesteroso que será el crecimiento los próximos años. Crecer 3,5% anual está lejos de lo que fue nuestro potencial y distante de catalogarse de exitoso. Habría que preguntarse qué es lo que ha despertado el “espíritu animal” de empresarios, emprendedores y consumidores. Ciertamente no los desastres que heredará este gobierno al próximo, por más adorno que la presidenta consagre a “su legado”.
El surgimiento del espíritu animal se debe a muchas razones, todas ellas ajenas a la gestión de este gobierno, salvo la de su inminente término. Las mejoras tienen que ver con un mejor crecimiento en socios comerciales importantes para Chile, como China, Europa y Brasil. Por otra parte, el alza del precio del cobre y el estancamiento en el precio del petróleo (principal importación), son un impulso importante en las expectativas, y eso que cuesta incorporar al análisis el hecho que el principal sustituto del petróleo será la energía eléctrica, que requiere de litio para su almacenamiento, donde Chile tiene evidentes ventajas. Agreguémosle a lo anterior el factor político, que produciría en teoría un cambio desde un gobierno que no le interesa el crecimiento económico y está más bien enfocado en favorecer legislativamente a un grupo de poder afín a él, por uno que sí lo privilegiará, más la seriedad en el manejo fiscal y la prudencia legislativa.
El expresidente Lagos dijo: “en el caso de Chile la tarea número uno es crecer, todo lo demás es música”, y al parecer el ministro Eyzaguirre, lo interpretó como que a la realidad había que acompasarla para hacerla más amena y más conveniente para las intenciones políticas del oficialismo. Lo que es una “franca realidad” es que este gobierno ha sido una desgracia para el crecimiento económico, y como viene siendo ya su costumbre, quiere entonar una música útil a su sinfonía de desaciertos y errores, cuyo costo social más evidente es ostentar el peor desempeño económico de los últimos 50 años.